ACTITUD Y APTITUD

COMPONENTES DE UN BUEN CONDUCTOR

Cada año, miles de personas resultan lesionadas o pierden la vida en accidentes de tránsito, y como sabemos, éstos ocupan un lugar de privilegio a la hora de analizar las causales de la muerte en la población. Vale recordar en este artículo que el accidente de tránsito es primera causal de muerte en menores de treinta y cinco años. Muchos de estos conductores y peatones se desplazan de un lugar a otro por distintas razones, siendo bueno subrayar, que en la gran mayoría de los casos tienen razones laborales. La mayoría de estos accidentes hubieran podido ser evitados simplemente con la aplicación de buen criterio por parte de los conductores.

Claro está que cualquiera puede esgrimir distintas razones y justificaciones -de hecho siempre es así- Es frecuente -y más simple- trasladar la responsabilidad a otro, gritar a los cuatro vientos que el tránsito es un caos, que los choferes de taxi y ómnibuses son esto y aquellos, que los viejos no deberían manejar, que los domingueros, nadie se incluye en ninguna categoría, pero después le tiran el coche encima a los peatones, andan con el auto sin luces, adelantan por la derecha y cruzan por una esquina olvidándose de preferencias y señalizaciones. Claro, "pero yo manejo bien"... "hace años que ando en la calle", creyéndose así que la buena conducción sólo pasa por la experiencia, la habilidad y la destreza.

Esto puede ser manejar, pero conducir es otra cosa. La excelencia en la conducción se logra conjugando aptitud y actitud, siendo este último factor el elemento esencial en todo aquel que precie como bueno al volante. El grado de agresividad que exhiben algunos conductores varía muchísimo. Esto se puede comprobar el lugares de tránsito denso, cuando un grupo de conductores son retenidos por vehículos de circulación lenta.

Los conductores criteriosos, con buen nivel de actitud, aguardan el momento adecuado para pasar, mientras que los más agresivos se desplazan en zigzag generando situaciones de riesgo para ellos y demás participantes del tránsito, siendo en realidad que el avance es insignificante. Similarmente, es frecuente observar a conductores impacientes que son sorprendidos o quieren "ganarle" a la luz amarilla o roja, cruzando y deteniéndose una cuadra después, mientras que los conductores con alto nivel de criterio, anticipan el cambio de luces, desaceleran y frenan sin sobresaltos, par luego reiniciar la marcha, alcanzando o adelantando en la mayoría de los casos a aquellos que se la "jugaron" en el semáforo. De esta forma análoga la gente varía en cuanto a los conceptos que tienen sobre los derechos de los demás, lo que se considera una velocidad normal, uniformidad de manejo, la forma e comunicarse con los otros conductores y en muchos conceptos. Los conductores que con sus rasgos personales se aproximan a las normas, ayudan a mantener una corriente pareja y sin peligros. Los de los otros extremos producen problemas, tanto para ellos mismos como a los demás. Son aquellos que gritan por sus derechos olvidándose de sus obligaciones. Son los que critican una maniobra ajena sin mirarse al espejo y sin pensar en las limitaciones de prójimo. Son los que se "prenden" a la bocina y arremeten contra los peatones, olvidándose que muchas veces ellos mismos o su familia ocupan ese lugar.

Aún así, se puede decir que el conductor habilidoso tiene mejores posibilidades de reaccionar, frenar, eludir y escapar de cualquier situación de riesgo que otros con menores aptitudes. Sin embargo, los conductores con alto nivel de actitud, son poseedores de ingredientes fundamentales de la conducción: ANÁLISIS Y ANTICIPACIÓN. Su correcta actitud los transforma en conductores que, sin dejar de circular con agilidad, tiene la capacidad de examinar las características de su entorno, percibir el riesgo con anticipación, valorar sus reales posibilidades y las del vehículo que conducen, adecuando así su marcha, SIN NECESIDAD DE EMPLEAR DE HABILIDAD.

CONDUCIR NO SÓLO ES DIRIGIR UNA MÁQUINA.

¿Usted, maneja o conduce?

Dario Bonilla

Técnico del Centro de Prevención de Accidentes (CEPA)

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